lunes, 10 de octubre de 2011

Para Usted, el Lector

Durante esta semana, navegando por internet, encontré este sitio web que incluye solamente música para relajarse. Ábralo, entre y disfrute: Música relajante.

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Y como es costumbre, deleiten sus oídos con Rachmaninov, con su Concierto para Piano No. 3 en Re Mayor, obra que a mi parecer es una de las más complicadas de la historia. En esta ocasión sólo será el 3er movimiento. Adiós.


El "Efecto Mozart"



  Según algunos científicos, el efecto Mozart tiene grandes beneficios sobre el ser humano, como ayudar a desarrollar la inteligencia de los niños, atenuar los efectos de algunas determinadas enfermedades como el alzheimer, etc. Todo esto con la simple acción de escuchar la maravillosa música de esté gran compositor clasicista.

Desde el año 1993 se han hecho varios experimentos para demostrar que la audición de la música de Mozart tiene importantes beneficios para el organismo. Aunque el efecto no es duradero, escuchar a Mozart durante unos minutos provoca un aumento del rendimiento intelectual, o al menos así lo constataron los investigadores del Centro Neurobiológico del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California, quienes no quedaron sorprendidos frente a la conclusión.


Se cree que el “Efecto Mozart” ayudaría al desarrollo mental de los niños.

Con algunas enfermedades, la música de Mozart hace maravillas, llegando a tener unas mejorías temporales. Para los niños entre 3 y 12 años representa mejorar la capacidad de razonamiento. Por la contra, el efecto Mozart no incide en otras aptitudes como la memoria, la fluidez verbal o la atención. Los investigadores trataron de definir las características de la música de Mozart comparándola con otros tipos como la música de relajación, e intentaron explicar fisiológicamente el efecto Mozart. La primera explicación que dieron era que había similitud entre la música y la actividad en cuanto a frecuencias de activación y sus cambios espacio-temporales, otra explicación fue que la música de Mozart, puede ser capaz de activar áreas del cerebro que otros tipos de música no pueden activar, esta última explicación provenía de las pruebas que realizaron y que demostraban que la música de Mozart activaba las áreas del cerebro relacionadas con las emociones, las auditivas (como algunos otros tipos de música) y además la coordinación motora y la visión.

Se han hecho todo tipo de pruebas, incluso con ratas, las audiciones, mejoraban las capacidades de aprendizaje de estas.

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El efecto Mozart (27 de enero de 2006), de http://www.xatakaciencia.com/otros/el-efecto-mozart

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Hoy les presento un extracto de la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven, "Himno de la Alegría". Disfrútenla.






lunes, 3 de octubre de 2011

Propiedades específicas de determinadas músicas


Hace algún tiempo leí en una conocida revista de salud un artículo que hablaba sobre las propiedades curativas de ciertas músicas. Parece ser que el artículo lo firmaba un  “especialista” del cual voy a omitir el nombre, así como el de la revista, pues lo que  importa es el contenido más que otra cosa. La cuestión es que ese tipo de afirmaciones es de lo más frecuente. Y a nadie se le  ocurre ponerlas en duda, porque las dicen “entendidos” en musicoterapia.  Llegan a decirse cosas como que la Marcha nupcial de Wagner dilata los bronquios;  que la Sinfonía nº 3 de Beethoven quita el estrés; que Tiempo de vals de Chayanne o  Love song de The Cure actúan contra el insomnio; que el Nocturno nº 17 de Chopin, El  lago de los cisnes de Tchaikovski,  Gracias a la Vida de Mercedes Sosa y  Guantanamera de Celia Cruz, estimulan la vasodilatación cerebral, mejorando el  drenaje de la sangre al cerebro, por lo que quitan el dolor de cabeza; que algunas  piezas del Barroco y del Clásico producen ondas cerebrales del tipo alfa. Valgan estos ejemplos para hacernos una idea de lo que puede llegar a decirse. Sin embargo, una sencilla reflexión nos clarificará mucho la cuestión.

MÚSICA COMO ALGO ALTERNATIVO, NO COMO ALGO ÚNICO

Cuando uno está feliz, tiende a escuchar música alegre. Si escuchase
            melodías trsites, sería como combinar agua con aceite.
De entrada, ante problemas de insomnio, migrañas, estrés, ansiedad, depresión,  circulación sanguínea, etc. hay que consultar, como ya se ha dicho, con un profesional de la salud. Y nunca creer que la música, por si sola, solucionará el problema. En muchos casos no es ni tan siquiera coadyuvante.

Porque la música no es un remedio para estas cosas, como algunos dicen. La música es un elemento a tener muy, muy, muy en cuenta como recurso terapéutico. Pero, por la experiencia que tengo, cuando mejores resultados se obtienen es como parte de una terapia multidisciplinar. En las sesiones de musicoterapia que realizo, siempre incluyo pautas de ejercicio, de alimentación y de reposo. Y, si es necesario, colaboran conmigo médicos, psicólogos… para dar la máxima calidad posible. He vivido sesiones con personas que padecían problemas digestivos a causa de una alimentación poco equilibrada, lo cual dificultaba su concentración. Teniendo en cuenta que, además, una mala alimentación puede generar o incrementar problemas circulatorios, hepáticos, renales… Y no hay música que pueda hacer nada en esos casos. También  he vivido sesiones con personas  muy depresivas  que tenían claras tendencias suicidas por lo que, para ayudarlas, les hacía falta algo más que escuchar música o cantar. Aunque la música fuera un recurso de altísimo valor para ellas. No se puede ir diciendo, como algunos dicen, que cuando alguien está triste ha de escuchar música alegre. Puede que a veces funcione, seguro que sí. Pero para otras personas la mejor música en momentos de tristeza es, precisamente, música más melancólica. La música alegre en momentos de tristeza puede crear un efecto parecido a intentar mezclar agua y aceite. La densidad es tan distinta que la fusión no es posible.

La frecuencia vibracional del estado de tristeza no es afín al de la alegría. Por lo que, en muchas ocasiones, habrá que utilizar música más cercana al estado que la persona vive en ese momento y crear, a partir de ahí, una progresión con diferentes músicas que le lleve paulatinamente hacia un estado más positivo. Esto si es que las circunstancias lo requieren. Porque a veces puede que haga falta algo diferente, como  hablar, que también es un recurso donde van implícitos elementos musicales (timbre, ritmo, pausas…).
El efecto de la música en cada uno de nosotros y la labor terapéutica que podamos  hacer con ella, está condicionada a tantas cosas… Por ejemplo:

·         A la influencia del contexto cultural donde se viva.
·         A la influencia del grupo social al que se esté ligado.
·         A la afinidad natural y experiencias que cada cual haya tenido con la música.
·         Al mundo interior (espiritulidad).
·         Al estado emocional.
·         Al estado físico.
·         A la edad.

La música no es como una aspirina, que actúa a través del nivel físico y realiza su función  de una manera muy concreta. La música puede ejercer su influencia de manera simultánea en diferentes niveles y despertar emociones, recuerdos, procesos intelectuales, sensaciones profundas que a veces son difíciles de traducir, estimular el movimiento corporal y un largo etcétera de posibilidades. Nadie debe olvidar que su efecto es multidimensional y su influencia es personal y en ocasiones intransferible. Está claro que las obras de J.S. Bach, de Mozart y de otros grandes autores, son fantásticas y que sus cualidades son innegables en muchos sentidos, incluso terapéuticamente hablando. Y no lo digo sólo como oyente, sino como intérprete también.
Los estilos Barroco y Clásico (especialmente J. S.  Bach y Mozart) llevan implícitas unas características rítmicas, melódicas y armónicas más difíciles de encontrar en otros períodos de la música “culta”. Sus estructuras, dinámicas y formas son, a la vez, sencillas y complejas, una paradoja que les otorga interesantes propiedades. Sus cadencias fluyen en progresiones que son, consciente o inconscientemente, predecibles por el oyente (aunque no se conozcan previamente), lo que permiten al cerebro entregarse a la escucha y dejarse llevar por el ambiente que se crea. Todo esto puede llevarnos a estados realmente maravillosos de paz, de tranquilidad, de armonía, de desconexión, etc.

TECNICISMO V/S INSPIRACIÓN


Ludwig van Beethoven, pionero de la música del
  Romanticismo, hacía una perfecta combinación
             entre “tecnicismo e inspiración”.

Más allá del  clasicismo, la música y sus estructuras empiezan gradualmente a complicarse más y más, hasta llegar, en el siglo XX, a estilos como la dodecafonía y otras formas atonales que muchas veces se transforman en efectos músico/cacofónicos imprevisibles, súbitos… que pueden crear inseguridad, desconcierto, nerviosismo u otro  tipo de alteración a quien los escucha. Y tengo la sensación que se vive más como una curiosidad técnica por parte de los “entendidos” en música, que como una forma de evasión mental, relajación, etc. por parte del público en general que, al menos en el caso que nos ocupa, es quien realmente importa. Además, pienso que a partir del romanticismo, cuando muchos músicos buscan incorporar la filigrana técnica, como nunca hasta ese momento y, por tanto, la mente racional se impone a la espontaneidad de la inspiración, se pierde una esencia en el proceso creativo que deja paso a que el arte sea susceptible de impregnarse de intelecto puro y duro. Esto lo vemos en un buen número de obras contemporáneas. Cuanto más predominio de intelecto hay, menos fluye la música  a través del ser humano y hacia él, por muy grandilocuente que sea la obra. Y entonces las cualidades musicoterapéuticas quedan, muchas veces, alteradas. La música más terapéutica, la que llega más al espíritu del oyente no se compone desde el papel y mucho menos desde el querer impresionar técnicamente a los demás, sino improvisando. Dejando aflorar espontáneamente lo que la Vida nos regala en cada presente. Con el intelecto plasmamos, materializamos ese estado de una manera más o menos  cercana a su naturaleza intrínseca, y en combinación con nuestro cuerpo manejamos el instrumento musical para canalizar esa energía. Pero la clave de la esencia artística es un fluir que no se razona. Así, cuanta menos “contaminación” de intelecto hay en una obra mejor, porque más unida está al estado de inspiración.

Bach, Mozart, Beethoven… tenían un conocimiento magistral de la técnica, pero esa técnica la ponían al servicio de su inspiración, de la creación espontánea y no al revés. Por eso la esencia de sus obras perdura a lo largo del tiempo y las obras de otros, con la misma técnica que podían tener ellos y que fueron incluso más reconocidos en su época, se han olvidado. Sin embargo, para que el oyente pueda aprovechar las cualidades de esas músicas profundas y sinceras hay que estar receptivo a ellas. Es necesario abrir la boca para poder comer. Pero también hay que tener hambre. De la misma forma, hemos de reconocer y abrirnos a ese tipo de músicas para que realmente ejerzan una influencia en nosotros, lo cual nunca se hace desde procesos intelectuales, sino por un reconocimiento más íntimo.

Contaré un caso interesante:

En una ocasión fui a hacer una conferencia a una Escuela. Una profesora quiso saber mi opinión sobre los beneficios de la música clásica para estudiar. Yo le dije que, como en todo, era muy relativo. De repente una alumna expresó, de manera espontánea, que ella estudiaba con música de baile, ante lo cual todo el auditorio se puso a reír. Le pregunté si aprobaba los exámenes; ella respondió que sí y además todo hacía indicar que era una buena alumna. Entonces, aquella era su música de estudio. Probablemente esa joven necesitaba aislarse del mundo para estudiar o requería de un ánimo, de una energía que desde el sonido y a través del nervio auditivo le llegaba al cerebro con el timbre de ese tipo de música. O quién sabe por qué. Pero a ella le funcionaba. Las afirmaciones que tantas veces se hacen, pueden confundir a la gente y crear frustración u otros problemas cuando no hay el resultado esperado.

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Arquero Voces, Raúl (2010). Introducción a la musicoterapia y a la música en pedagogía. Barcelona: Teide.

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La melodía de hoy se titula: Barcarola, compuesta por Offenbach. Es una composición lírica muy corta. ¿Pero quién dijo que la calidad se traduce en cantidad? Disfruten.


lunes, 26 de septiembre de 2011

La música como terapia desde la 2da mitad del s.XIX

Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX, y más en concreto con el médico Rafael Rodríguez Méndez, cuando se preconiza el uso de la música como tratamiento terapéutico (Corbella y Doménech, 1987). Será otro médico y catedrático de la Universidad de Madrid, Francisco Vidal y Careta, quien en 1882 realiza la primera tesis musical que compagina la música y la medicina: La música en sus relaciones con la medicina. En ella llega a las siguientes conclusiones:

·          La música es un agente que produce descanso y distrae al hombre.
·         Es un elemento social.
·         Moraliza al hombre.
·         Es conveniente aplicarla en la neurosis.
·         Sirve para combatir estados de excitación o nerviosismo.


La música de Richard Wagner fue utilizada como
          parte de terapias musicales en el s. XIX.

En la misma línea se sitúa José de Letamendi, que como músico estaba imbuido profundamente de las corrientes de la época; a saber, Wagner y su música. Eligió las composiciones musicales como remedio para mitigar una larga enfermedad que arrastró durante los últimos años de su vida (Poch, 1971). Cerraría este largo corolario de nombres y hechos históricos el primer discurso realizado en un acto público, en concreto para la apertura del Curso de la Academia de Medicina de Zaragoza en 1935, llevado a cabo por Víctor Marín Corralé, con el título La música como agente terapéutico. A todos ellos hay que unir los nombres de Joan Amades, Castillo de Lucas, Isamat Vila, Betés y otros muchos que escribieron sobre la influencia de la música. En Estados Unidos antes de la I Guerra Mundial se conocen casos asilados del empleo de la música en hospitales. Con la aparición del fonógrafo se amplió su uso, llegando a eliminar tensiones antes de entrar el paciente en el quirófano. Eva Vescelius fue la pionera en la primera década del siglo, y entre otros nombre relevantes cabe citar a Isa Maud Islen, que empleó la música con soldados afectados con neurosis; Willem Van de Wall, Jarriet Ayer Seymour, Samuel T. Hamilton y Loretta Bender, dedicada a la aplicación de la danza-terapia en niños deficientes (Poch, II, 1999). Pronto también se vio como la música de jazz de comienzos de siglo, con sus ritmos sincopados característicos, tenía efectos fisiológicos acusados.

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Palacios, José (2004, Mayo). El concepto de musicoterapia a través de la Historia. Revista electrónica de LEEME, 13. Consultada el 28 de agosto de 2011, http://musica.rediris.es/leeme/revista/palacios04.pdf
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La melodía que les presentaré hoy es un clásico: 3er movimiento de la sonata para piano No. 11 de Mozart, comúnmente llamada "Marcha alla Turca". Disfruten.




lunes, 19 de septiembre de 2011

Origen de la Musicoterapia


Egipto, uno de los primero lugares en el mundo
donde se habría empleado la música con fines medicinales

La Musicoterapia es relativamente un campo nuevo, ya que fue considerada como una disciplina recién en el siglo XX, sin embargo, su origen tiene inicio muchos siglos antes, pues fue usada por terapeutas y sanadores de todos los tiempos. Uno de los puntos claves a resaltar acerca del origen de la Musicoterapia, además de su sistematización en un determinado periodo y, por ende, de su calificación como ciencia, es el hecho de que depende de la peculiaridad de cada tiempo. Si bien muchas culturas primitivas realizan ritos acompañados de melodías musicales y cánticos, el primer documento escrito que se conserva sobre el empleo de la influencia de la música sobre el cuerpo humano fue hallado en Kahum, Egipto en el año 2500 a.C. Hacia el año 1500 a.C., los escritos egipcios daban cuenta de la importancia que representaba la música, pues los médicos la recomendaban para favorecer la fertilidad femenina. También en la Biblia encontramos indicios del empleo de la música como medio de curación: David tocaba música curativa ante el rey Saúl. Sin embargo, a la música aún se le daba un trato de materia sobrenatural. Más adelante, los griegos darían a la música un empleo más lógico, dejando de lado aquellos ritos que se relacionaban con lo mágico y religioso. Aristóteles y Platón le dieron más forma a aquella disciplina que empezaba a ensalzarse con un rumbo propio, pues dieron las primeras pautas para el desarrollo de la música como ciencia; Aristóteles, por ejemplo, le atribuía un valor médico, mientras que Platón la recomendaba usarse junto a determinadas danzas para aliviar o curar terrores o fobias. Tiempo después, en la antigua Roma, ya se hablaba de curar el insomnio, picaduras de animales, malas digestiones, picaduras de animales o, incluso, la temida peste. Posteriormente, la Musicoterapia (aunque no entendida como tal en esos tiempos) pasaría a tener un carácter más sistematizado cuando estudiosos como Ficino, Burton o Tissot reunieron y/o experimentaron hechos en los cuales se realizaba curaciones por medio de la música con el fin de concretar tratados o estudios minuciosos acerca de este método de terapia. No obstante, la Musicoterapia como ciencia nacerá hasta el siglo XX cuando se institucionaliza y populariza gracias, sobre todo, a los arduos trabajos de Emile Jacques-Dalcroze, al que se le considera como su precursor. Una investigación realizada por la universidad de California a mediados de los años 90, demostraba que la música clásica brindada al organismo humano efectos beneficiosos; se trataba del denominado “efecto Mozart”, una investigación en la cual se examinó el efecto que produjo a una treintena de estudiantes el escuchar, durante diez minutos diarios, la música del renombrado compositor. Los resultados hacían notar una mejoría de más de ocho puntos en las pruebas de inteligencia efectuadas a estos mismos alumnos al concluir dicho experimento. Esto podría considerarse como un referente muy alto de la etapa previa a la denominación de la Musicoterapia como ciencia válida. Más tarde, y debido a la gran cantidad de pruebas obtenidas gracias a la recopilación de muchos educadores, médicos, físicos y terapeutas se establecen principios, por medio de congresos y asociaciones recién formadas, que le darían a esta vertiente terapéutica un valor concreto, siendo considerada, entonces, como una disciplina. Si bien aún no está entendida ampliamente en la conciencia pública ni, incluso, en la de algunos profesionales médicos o educadores de la actualidad, se espera que con el pasar de los años se extienda su conocimiento sobre ella exprimiendo al máximo todos los recursos musicales disponibles. El hablar del origen de Musicoterapia nos llevó hasta tiempos en los que el deseo por apaciguar, calmar y prevenir dolencias psicológicas y orgánicas de forma natural eran vitales, y, aunque las técnicas en su aplicación se han ido perfeccionando y modernizando con el pasar de los años,siempre quedarán con nosotros los conocimientos que adquirieron los primeros hombres acerca de esta disciplina natural.

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Y para terminar, les dejo esta melodía que está entre mis preferidas: 3er Movimiento de "Claro de Luna" de Ludwig van Beethoven. Espero que la disfruten.




lunes, 12 de septiembre de 2011

Musicoterapia Clínica

Una de las importantes cualidades de la música es su flexibilidad. La música puede ser usada de manera pasiva (solo escuchando), activa (tocando un instrumento), pasiva y activa a la vez (tocando instrumentos y escuchando, e inactiva (silencio absoluto). También puede ser utilizada de manera grupal (socializando) e individual (explorando creatividad y expresión personal).

La música es una muy buena herramienta para sentirnos mucho mejor.
Según Marín se pueden distinguir trastornos a nivel acústico psicofísico, trastornos a nivel de la percepción auditiva precategorial, percepción categorial de elementos musicales, trastornos de la percepción de la configuración musical, en los procesos simbólicos musicales, función ejecutora o en el complejo aprendizaje-percepción musical. Otros autores demuestran la importancia de la música en diferentes problemas neurológicos. El mejor ejemplo es el doctor Oliver Sacks, quien dijo en 1999 en el National Satellite Broadcast de musicoterapia que el usaba la música en pacientes con Parkinson porque la música era un fenómeno que ocurría en todo el cerebro y ésta era una característica muy importante de la que se podía sacar provecho. Sacks también habla de la musicoterapia en su renombrado libro Awakenings donde agrega: "He hecho algunas combinaciones de maravillosa demostración de la capacidad del arte para despertar al paciente con Parkinson.

LA MÚSICA EN LA SALUD MENTAL

Existen numerosas investigaciones sobre musicoterapia en el tratamiento de problemas neurológicos como Alzheimer, Parkinson, y traumatismo de cráneo. Algunas publicaciones recientes sobre los efectos que tiene la estimulación rítmica en enfermos con traumatismo de cráneo describe los efectos terapéuticos de una de las cualidades más importantes y utilizadas en la musicoterapia, el ritmo. Los artículos mencionan cómo el uso controlado del ritmo ayuda a pacientes con traumatismo de cráneo y trastornos persistentes de la marcha, a controlar y mejorar su ritmo natural de caminar. El propósito de estos estudios fue examinar el uso de la estimulación rítmica auditoria (ERA) en la mejoría de la marcha de pacientes con traumatismo de cráneo, quienes ya no presentan progreso con la terapia de rehabilitación física convencional. Un importante factor para poder tener movimientos coordinados es tener primero un buen sentido rítmico. La facilitación de estímulos rítmicos para ayudar a la regularidad del tiempo en movimientos de la marcha, puede ayudar a desarrollar velocidad, cadencia y simetría, como ya ha sido demostrado en trastornos de la marcha en pacientes con enfermedad cerebro vascular y con Parkinson. Resultados de investigaciones en pacientes con TEC han demostrado que pueden sincronizar su patrón del caminar con el uso de la estimulación rítmica auditiva. Los incrementos a través del tiempo se ven en velocidad, cadencia y longitud del paso, aun cuando el paciente no está teniendo progreso en la terapia física tradicional. Los resultados de este estudio son especialmente importantes ya que fueron logrados por pacientes que estaban pasados de la fase inicial de los tres meses de recuperación neurológica espontánea, donde ocurren los beneficios más significativos de la terapia física.

EL SONIDO EN LA RELACIÓN SER-AMBIENTE

En comunidad la música une, por ende hace más plena la vida.
En la estimulación sensorial, el musicoterapeuta realiza actividades musicales para que el paciente redescubra el contacto con el medio ambiente que lo rodea. Este contacto puede ser redescubierto a través de actividades musicales muy simples y pasivas que solo exijan a los paciente metas básicas como estar despierto durante la sesión, responder si o no a una pregunta cantada, pequeños movimientos de dedos, brazos, pestañadas, etc. Un ejemplo de aplicación sería cantar una canción de bienvenida y el objetivo será que cada paciente sea capaz de levantar la mano y darla a la musicoterapeuta cuando su nombre sea cantado. En orientación a la realidad, las canciones son utilizadas para reeducar al paciente que está desorientado o confundido con respecto a información de tiempo y espacio como día, mes, año, lugar donde se realiza la sesión. Un ejemplo de aplicación sería cantar una canción donde el paciente tenga que completar la letra de la canción con el día respectivo de la semana que se encuentra. Remotivación es una técnica que se utiliza con fines de estimular el pensamiento y la interacción verbal entre los miembros del grupo. Esta técnica es utilizada en pequeños grupos que presentan actividades cortas y muy estructuradas. La reminiscencia puede ser utilizada con el fin de incrementar socialización, desarrollar relaciones personales y fortalecer la autoestima. Un ejemplo de aplicación sería cantar canciones específicas de la época de juventud del paciente que traigan memorias positivas. Después de cantarlas, discutir las memorias y compararlas con las canciones de los otros pacientes. Estas técnicas aplicadas a los adultos mayores, también pueden ser utilizadas con diferentes edades y enfermedades. La música está siendo utilizada con diferentes funciones (reducir estrés, calmar dolor, incrementar la autoestima, cambiar conductas inapropiadas), las cuales están siendo estudiadas y expandidas a otras funciones que tienen como objeto final ayudar al ser humano a conocerse a sí mismo y poder vivir mejor en sociedad.

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Zárate, Patricia, Díaz, Violeta. (2001). Aplicaciones de la musicoterapia en la medicina [versión electrónica]. Revista Médica de Chile, 129, 219-223. http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S003498872001000200015&script=sci_arttext
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Y como lo prometí, les dejo el Capriccio No. 24 de Nicolò Paganini. Disfrútenlo.



lunes, 5 de septiembre de 2011

Bienvenida

Hola cibernautas, este blog está especialmente diseñado para todos aquellos amantes de la música. El fin es difundir todas las nuevas investigaciones que se han hecho y harán con respecto a este hermoso arte en el ámbito de la salud. 

A esto se le sumará la publicación de una melodía semanal, para que el mundo cultural no los olvide.

Para finalizar les dejo un link de lo que será la primera melodía del blog: la opertura de la ópera "Las bodas de Fígaro", del famosísimo Wolfgang Amadeus Mozart, número 492 en el catálogo de Köchel. Espero lo disfruten.

Adiós.